martes, 22 de octubre de 2013

SEMBLANZA DEL CORONEL : FÚTBOL MATEMÁTICO EN EL LABORATORIO SOVIÉTICO

Si a cualquier persona de mi generación aficionada al fútbol le mencionas a Valeri Lobanovsky, le vendrá rápidamente una imagen a la cabeza, una de las estampas más clásicas de la Copa de Europa a finales de los noventa: la sobria figura del entrenador de porte soviético, gesto adusto, gorra y  manta de cuadros sobre las piernas, balanceándose casi imperceptiblemente, mientras tenía sus ojos fijos en el campo. Una imagen hierática que contrasta con los entrenadores- espectáculo que vinieron después. De hecho su aspecto anciano y su actitud daba pie a hacer algunos chistes sobre la función del personaje en el banquillo, pues daba la impresión de que estaba allí “como puesto por el ayuntamiento” y parecía no pintar mucho. Pero no hace falta investigar mucho sobre nuestro personaje preferido para que esa imagen caiga bruscamente. El señor Lobanovsky tenía controlado hasta el más mínimo detalle de la táctica y el rendimiento de sus jugadores. Tal es así que no le hacía ninguna falta hacer aspavientos en la banda ni protestar decisiones arbitrales.

 Lobanovsky , podemos asegurar, fue un hijo deportivo del U.R.S.S y quizá uno de los que alcanzara mayor grado de perfección.  En la Unión Soviética no existían deportistas profesionales como tal, puesto que el deporte ("cultura física") era presentado en los países socialistas como un derecho más para la ciudadanía. El gobierno y la administración ponían a disposición de los ciudadanos instalaciones y clases formativas. La educación y el deporte eran fundamentales en la formación de los habitantes de la Unión Soviética y no se descuidaba uno por otro, si no que se facilitaba la complementación de preparación física y educación intelectual.. No se concebía  la súper-especialización  que representa el deporte profesional, de tal modo que todos los deportistas tenían estudios y carreras más allá de su actividad deportiva.

Por todo esto no cabe duda que Lobanovsky representaba el espíritu del deportista soviético, considerado además un genio precusor de muchas ideas tácticas que aún hoy están en boga. Fue también un hombre de ideas que supo aplicar sus “fórmulas” matemáticas al fútbol sin sacrificar el talento para que estas funcionaran.
Sus etapas como jugador y entrenador en el Dinamo de Kiev fueron ciertamente exitosas, y tampoco le fue mal como entrenador de la U.R.S.S. Es  considerado uno de los padres del fútbol total como Rinus Mitchells. Sus equipos en estado de gracia se movían rápidamente y con agilidad,  intercambiaban sus posiciones sin esfuerzo aparente confundiendo las marcas de los contrarios, todo ellos con una naturalidad y fluidez que no hacía sospechar que todas estas permutas antes habían estado en la cabeza del Coronel y en sus sistemas de análisis. Tal es así, que tras la victoria del equipo ucraniano en la Recopa del año1985 sobre el Atlético de Madrid, el periódico el país dijo que los soviéticos “jugaron como un equipo venido del futuro”.

Lo cierto es que Lobanovsky parecía tener un talento natural para el fútbol y siempre fue su objetivo “cientificar” y tecnificar el deporte rey para hacerlo más eficiente. Nacido en Kiev en 1936, destacó pronto como deportista. Asistió y se graduó en la Escuela de Fútbol de Kiev y en la Escuela Juvenil de Fútbol de la misma ciudad. Valeri era un jugador veloz y talentoso, pues a los 22 años debutó con el equipo más importante de su ciudad, el Dinamo de Kiev – equipo al que estará ligada toda su carrera- como lateral izquierdo. Una de sus especialidades fue el marcar goles desde la esquina del córner, puesto que cuentan los testigos que sabía golpear al balón con un efecto fuera de lo común. Algunas personas se atreven a aventurar que detrás de ese talento existían preciosos cálculos matemáticos, afirmación que no nos debe de extrañar, puesto que este ucraniano insigne tuve siempre una extraordinaria relación con las ciencias exactas. En su adolescencia ya había ganado una medalla de oro en matemáticas al cursar sus estudios de secundaria, estudios que continuó mientras jugaba en el Dinamo (Una vez más, educación y deporte en la U.R.S.S), doctorándose en Matemáticas(o Ingeniería Térmica, varía según las fuentes) en el Instituto Politécnico de Kiev.

No hay que olvidar que Valeri Lobanovsky vivió inmerso en plena época de la carrera espacial, vio como la Unión Sovíetica ponía el "Sputnik" en órbita y asistió al nacimiento y desarrollo de la ingeniería informática en su ciudad natal (la capital de “los ordenarores” en la URSS). Es decir fue testigo y participó de la época de mayor desarrollo científico y tecnológico que jamás se había visto en el mundo hasta la fecha. Parecía que los avances no tendrían fin. Los mismos avances que él aplicaría para mejorar el rendimiento de sus equipos como entrenador.

Tras siete años en el club de sus amores y breves estancias en el Chornomorets de Odessa y el Shacktar Donest como jugador, el lateral decidió colgar las botas. Tras de sí dejaba 71 goles en 253 partidos, y varias convocatorias con la selección nacional de la U.R.S.S así como un aprendizaje que luego aplicó en su etapa como entrenador.
Equipos de leyenda: El Dinamo del 85.
Un año después de abandonar la banda, fue contratado como entrenador del Dnipro Dnipropetrosk, y tras cuatro exitosas temporadas en las que subió el equipo de segunda división a una meritoria sexta posición en primera, fue contratado por el Dinamo de Kiev en 1974, donde comenzaría una de las etapas más gloriosas de este equipo, el cual dirigió quince de las siguientes diecisiete temporadas siguientes.  En esta época acabó con la dominación moscovita en la liga soviética trasladando el centro de gravedad futbolístico del este hacia la capital ucraniana, ganó ocho ligas, seis copas, la Recopa de Europa en 1975 y 1986 y  la Supercopa en 1975. Pero ni a nosotros ni al Camarada nos interesa el cuanto, si no el cómo. Y el cómo es como para volverse loco. Como hemos dicho, Valery utilizaba el fútbol total para descolocar a los contrarios, y hallar los espacios y las ventajas, pero no de una forma intuitiva como lo hacía la Holanda de la Naranja Mecánica, si no de una forma analítica y estudiada, para Lobanovsky el fútbol es:

“un sistema de 22 elementos (con 2 subsistemas de 11) que se desplazan dentro de un área definida (el campo de juego) y sujeto a una serie de restricciones (el reglamento). Si los dos subsistemas se igualan, es empate. Si uno es más fuerte, triunfa”, y trata “menos acerca de los individuos que sobre las coaliciones y las conexiones entre ellos¨

Pero esto no es todo. La computación y el análisis de las condiciones físicas de los jugadores también fue un aporte del ucraniano al fútbol de la época. Tras conocer a Anatoly Zelentsov, director del Instituto de Ciencias Físicas de Kiev y experto en bioenergía y psicología, comenzó una relación cordial que le ayudó a implementar su método para optimizar el rendimiento de los futbolistas. Tal es así que Lobanovsky siempre agradeció a Zelentsov su ayuda hasta el punto de darle el mérito de toda su formación como entrenador. De hecho Zelentsov ideó un sistema de análisis computerizado de los partidos con los cuales evaluar a los jugadores, que al desarrollar un fútbol que ocupaba todo el campo y en permanente cambio, necesitaban una excelente condición física. De ahí la dureza de las sesiones de entrenamiento del Coronel, al que sus pupilos llamaban “el monstruo” por su voracidad insaciable de esfuerzo.  También Lobanovsky fue el primero en registrar de en rudimentarias computadoras todas las incidencias del partido, desde tiros a puerta hasta faltas recibidas por cada jugador. Toda esta información junto con el rendimiento era exhibida en el vestuario para que el jugador pudiera mejorar tátcicamente. Pero a diferencia de otros entrenadores de la “rama” científica,  el preparador de Kiev no aniquilaba el talento, y para muestra un botón, su última aportación al fútbol fue el descubrimiento y puesta en valor de Andriy Shevchenko, ya en su última etapa como entrenador del Dinamo, en la Ucrania post -soviética.

El gran "Sheva" ofrece la "Champions" a su padre futbolístico.
Debido a sus éxitos con el Dinamo, las autoridades soviéticas lo consideraron el preparador ideal de la selección nacional. Como seleccionador de la URSS el Coronel llevó al equipo a octavos de final en el mundial de 1986 tras ganar a Hungría 6 a 0, y dos años más tarde llegaría a la final de la Eurocopa 88 de Alemania Federal, y perdería con la Holanda de Van Basten y Gullit.

Como hemos dicho, Lobanovsky pasó sus últimos años en el Dinamo de Shevchenko (que lo reconoce como un padre futbolístico) Gusin y compañía que le endosó el famoso 0 - 4 en el Camp Nou al Barcelon de Van Gaal. En 2002 muere tras un infarto cerebral y la posterior cirugía a la edad de 63 años. Tras su deceso Ucrania le dio el título de Hérone Nacional y Shevchenko (Es de bien nacido ser agradecido) le ofreció la Champions League que había ganado con el Milan.

PD:   ¨la forma de alcanzar el objetivo es la preparación de atletas polivalentes, preparados atléticamente en los sincronismos con o sin pelota, de manera que cada jugador sepa siempre dónde pasar la pelota antes de recibirla y el equipo sepa cómo, dónde y cuándo atacar y defender. A veces la gente dice que el significado del fútbol es sólo en ataque, pero está más cerca de la verdad decir que cuando poseemos la pelota, estamos atacando, y cuando nuestros oponentes tienen la pelota, estamos defendiendo. A partir de este fundamento, la estrategia de fútbol se deriva: ¿cómo, dónde y cuándo atacar o defender? Lo más importante en el fútbol es lo que un jugador está haciendo en el campo cuando no está en posesión de la pelota, no al revés. Así que cuando decimos que tenemos un excelente jugador viene del siguiente principio: 1% talento y el 99 % trabajo duro "  Lobanovsky y Zelentsov  en el libro ¨The Methodological Basis of the Development of Training Models¨

Una visión sobre socialismo y deporte en: http://tintaroja.es/cultura/155-deporte-y-socialismo-el-deporte-como-derecho-

Algo más sobre el camarada: http://laboratoriopincharrata.blogspot.com.es/2012_09_01_archive.html
                                             http://espnfc.com/news/story/_/id/1515677/?cc=5739


Aquí un resumen de la final de la Recopa del 86. (Gallina incluida). El tercer gol del Dinamo (minuto 2:00) es considerado la quintaesencia de los equipos de Lobanovsky:


No hay comentarios:

Publicar un comentario